La mayoría de nosotros hemos necesitado usar muletas alguna vez en nuestra vida. Un esquince, la rotura de la pierna u otras lesiones similares requieren del uso de aparatos de ortopedia que nos ayuden a caminar correctamente. Sin embargo, si no tenemos cuidado podríamos terminar con una de las clásicas lesiones por usar mal las muletas y que, como dice el dicho, “sea peor el remedio que la enfermedad“. Todos los aparatos de ortopedia requieren de un aprendizaje (ya hablamos anteriormente de la necesidad de sentarse correctamente en una silla de ruedas) y, en Medrano Carrión podemos ayudarte.
Como especialistas en ortopedia en Albacete, vamos a hacer un repaso a las principales lesiones que podemos sufrir llevando muletas y cual es la mejor manera de evitarlas.
Tabla de contenidos
5 lesiones frecuentes al usar muletas
1. Ajustar mal la altura: erupciones en las axilas
Una de las lesiones por usar mal las muletas más frecuentes son las erupciones en las axilas. Estas están causadas por la fricción permanente del elemento de apoyo de la muleta axilar con la piel de esta parte tan sensible de la piel. Aunque no es una de las lesiones más preocupantes, puede ser muy molesta y limitar el movimiento. Suele consistir en un sarpullido que desaparece cuando se limita el roce o se aplica alguna crema específica.
Para evitar esta clase de problema, los especialistas recomiendan ajustar las muletas con una distancia mínima de 3,8 centímetros entre la axila y la parte superior de la muleta.
2. No saber ponerse de pie: recaída de la pierna o pie convaleciente
Volver a levantarse tras haber estado sentado sin lesionarse más es una habilidad crucial que cualquier usuario de muletas debe dominar. Se trata de una transición complicada, porque mientras nos levantamos, antes de poner todo el peso en las muletas, existe el peligro de poner demasiado peso sobre la zona lesionada.
Lo mejor, para evitarlo es recurrir a la técnica recomendada por los especialistas. Se deben sujetar ambas muletas con la mano del mismo lado del cuerpo en el que se encuentre la lesión. Luego, se utiliza la otra mano como apoyo para levantarnos de la silla o de la cama, poniendo peso tan solo sobre la pierna sana. Una vez de pie, se cambia una muleta a la otra mano, asegurándose de estar bien equilibrado sobre la pierna sana para no sentir la necesidad de pisar con la otra.
3. Traumatismos debidos a caídas
Especialmente los primeros días de uso de las muletas ortopédicas, resulta difícil andar y las caídas son muy recurrentes, lo que puede derivar en traumatismos en otras partes del cuerpo diferentes a las afectadas o en estas mismas. Así, al principio, es conveniente evitar zonas de riesgo. Algunas pueden ser pendientes, suelos irregulares o las tan temidas escaleras.
Para subir escaleras con seguridad, es importante ajustar las muletas bien a la complexión del usuario. Estas han de convertirse en una extensión del cuerpo. Después, hay dos técnicas que se pueden utilizar, dependiendo de si hay pasamanos o no. Si no hay pasamanos, se recomienda pararse cerca del escalón con las muletas al nivel del suelo y levantar la pierna ilesa hasta el primer escalón. Una vez que se esté estable, se ha de afianzar el peso sobre esa pierna y luego levantar las muletas y la pierna lesionada juntas.
Si hay un pasamanos, se deben colocar ambas muletas en una mano y agarrar el pasamanos con la otra. Se distribuye el peso entre la pierna sana y el pasamanos mientras se levanta la pierna mala, asegurando siempre el equilibrio antes de pasar al siguiente escalón.
4. Disfunción del nervio axilar por ajustar la muleta demasiado alta
Otra lesión frecuente, debida a un ajuste demasiado riguroso de la muleta en la axila, implica una disfunción del nervio axilar. La sensación para el usuario es un leve entumecimiento en el hombro debido a los daños sufridos en el nervio, lo que debilita la función del músculo deltoides y la piel circundante.
La forma de evitarlo es ajustar la muleta a una distancia de 3,8 centímetros de la axila.
5. Calambres por sujetar las muletas con demasiada fuerza
Cuando se sostienen las muletas ejerciendo demasiada presión, se pueden originar calambres o algún tipo de entumecimiento en las manos y muñecas. Una solución a esta sintomatología es agarrar el asa rodeándola completamente con la mano con el objetivo de redistribuir la presión y evitar que todo el peso recaiga sobre las palmas.
Pide ayuda a un profesional
Si crees que el uso de las muletas te está provocando otros problemas con los que no contabas, te recomendamos que acudas a una ortopedia profesional donde puedan asesorarte convenientemente. En Farmacia Medrano Carrión disponemos de un amplio catálogo de alquiler de productos de ortopedia y podemos asesorarte sobre ellos siempre que lo necesites.
Visita nuestra farmacia y te atenderemos encantados.